Desde Ribadeo, en el Noreste, poco antes de que el litoral gallego de paso al asturiano, hasta la Guarda, lugar en el que el río Miño traza una línea que separa a España de Portugal, la costa gallega, la de mayor longitud de toda España, alterna espectaculares acantilados con penas, cabos, puntas y suaves playas en las que el mar penetra centenares de metros.
Aun cuando Galicia supone poco más del 5% del territorio español, los casi 1500 kilómetros de costas gallegas representan casi el 19% de litoral de todo el Estado. Desde las Rías Altas, repartidas por la costa de Lugo y A Coruña, hasta las Rías Baixas, comprendidas entre Fisterra y Baiona, pasando por la Costa da Morte, entre Malpica y Fisterra, la orografía del litoral gallego es tan complicada que apenas cuenta con tramos libres de calas.
Una de las principales características del litoral gallego son las rías, que son estuarios formados por la inundación de los valles fluviales debido al ascenso del nivel del mar durante la última glaciación. Estos entrantes de agua salada se adentran en la tierra formando fiordos y estrechos valles fluviales sumergidos, creando un paisaje espectacular y único. Las rías gallegas son el resultado de la acción conjunta del mar y los ríos, lo que las convierte en ecosistemas ricos y diversos.
Las rías se presentan en diferentes tamaños y formas, y algunas de las más destacadas son la Ría de Arousa, la Ría de Pontevedra, la Ría de Vigo, la Ría de Muros y Noia, y la Ría de Ferrol, entre otras. Estas rías son de vital importancia para la economía gallega, ya que ofrecen un entorno ideal para la acuicultura y la pesca, lo que ha convertido a Galicia en uno de los principales productores de mariscos y pescados de España.
Además de las rías, el litoral gallego está salpicado de numerosas ensenadas, bahías y calas, que proporcionan refugio y belleza a lo largo de la costa. Los acantilados son otra característica distintiva de esta región costera. Elevándose sobre el mar, estos imponentes acantilados ofrecen vistas panorámicas impresionantes del océano y crean una estampa espectacular.
Los faros también son parte esencial del paisaje costero gallego. Estratégicamente ubicados, estos faros guían a los barcos y velan por la seguridad de la navegación en la accidentada costa. Muchos de estos faros tienen una historia centenaria y añaden un toque romántico a la costa gallega.
La diversidad de la costa gallega se refleja en sus playas. A lo largo de toda la costa, se pueden encontrar playas de diferentes tamaños y características. Algunas playas son extensas y de arena fina, mientras que otras son más pequeñas y rocosas. Muchas de estas playas se encuentran rodeadas de un entorno natural virgen, lo que las convierte en un refugio ideal para aquellos que buscan la tranquilidad y la belleza de la naturaleza.
La costa gallega también es un lugar ideal para la práctica de actividades marinas. Los amantes del surf encuentran en sus aguas condiciones propicias para disfrutar de este deporte. Además, la pesca deportiva, el buceo y la navegación son actividades populares en esta región.