El monasterio de Santa Clara es una construcción barroca de mediados del siglo XVIII de grandes dimensiones en sillares.
La fachada se caracteriza por su planitud y racionalidad escurialense, siendo el único lugar de decoración el porche de la entrada. El claustro fue realizado por el arquitecto fray Domingo Antonio de Puga. Se compone de galerías organizadas por 72 arcos de medio punto entre pilastras.
La iglesia fue concebida con diseño austero en planta y alzada. La portada concentra el mayor despliegue ornamental del edificio. Presenta una decoración geométrica, siendo una simplificación de la portada del convento de Santa Clara de la ciudad de Santiago. La puerta está rodeada por un marco rehundido, creándose el claroscuro típico del barroco. En el dintel destaca una vieira.
Sobre la entrada se sitúa una hornacina que alberga la imagen de Santa Clara; a un nivel superior se observa una ventana y la imagen del Padre Eterno, rodeado de volutas, nubes y coronado con el triángulo simbólico de la Trinidad. En su interior presenta una planta de cruz latina, con nave de dos tramos, crucero y presbiterio rectangular.